Gestión de conflictos: claves para un entorno laboral armonioso

El conflicto es una realidad inherente a todos los entornos laborales y una constante en las organizaciones humanas. Aunque en cierto sentido es inevitable, poseemos la capacidad de influir en sus resultados y prevenir consecuencias negativas. En este proceso, nuestra percepción y respuesta desempeñan un papel fundamental.

Nuestra percepción del conflicto

Los conflictos tienen el potencial de activar oportunidades. Nos instan a pensar de manera más profunda, a estimular nuestra creatividad, a fomentar la comprensión mutua y a explorar alternativas. Cuando abordamos los problemas desde esta perspectiva, todo cambia.

Por otro lado, los conflictos no resueltos pueden socavar la cohesión del equipo, afectando negativamente la moral, el compromiso y el rendimiento, lo que puede dar lugar al aumento del ausentismo, el estrés e incluso situaciones de confrontación.

Algunas preguntas que podemos plantearnos para comprender nuestro enfoque personal en la gestión de conflictos son:

  • ¿Cómo percibo los conflictos en el entorno laboral? ¿Los veo como una oportunidad o como una carga insoportable?
  • Ante un conflicto, ¿cuál suele ser mi respuesta típica? ¿Lo evito, lo enfrento, lo ignoro, lo critico, o busco soluciones?
  • ¿Reconozco los aspectos enriquecedores de las dificultades que surgen a diario, o me dejo abrumar por ellas sin más?

Un desafío fascinante del trabajo en equipo, especialmente para aquellos que lideran, es entrenarse para identificar las oportunidades detrás de los conflictos, a pesar de la incomodidad que puedan generar. Reconocerlos como impulsores de cambio, renovación, creatividad y mejora continua.

“No luches contra las fuerzas, utilízalas.”

R. Buckminster Fuller

Por qué surgen los conflictos

Los conflictos tienen su origen en el choque de percepciones, objetivos o valores en un ámbito en el que las personas tienen un interés en el resultado.

Los componentes clave que contribuyen a su surgimiento incluyen:

  1. Comunicación.
  2. Competencia.
  3. Inconsistencia.
  4. Diversidad.
  5. Perspectiva.
  6. Interdependencia.
  7. Inteligencia emocional.

Estos elementos pueden dar lugar a malentendidos y tensiones, pero también representan oportunidades para el crecimiento y la resolución efectiva de conflictos cuando se manejan de manera adecuada.

La comunicación

La comunicación puede ser tanto la causa como la solución de los conflictos.

Cuando existe una falta de comunicación abierta entre los miembros de un equipo, los problemas tienden a quedar enterrados, dando lugar a una espiral descendente de malentendidos y hostilidad.

La comunicación efectiva, que implica la escucha activa, la empatía, la gestión de las emociones y la expresión eficaz, es el medio mediante el cual se pueden prevenir, gestionar y resolver los desacuerdos.

Al igual que sucede con otras habilidades del entorno laboral, la comunicación efectiva requiere aprendizaje. Nadie nace con esta habilidad innata.

La competencia

La competencia por recursos limitados, sin duda, es un generador de conflictos.

Recursos valiosos, como tiempo, dinero, espacio, materiales, equipamiento, reconocimiento y posiciones jerárquicas en una organización, pueden ser el centro de la competencia, lo que, en última instancia, desemboca en conflictos interpersonales o interdepartamentales.

Siempre que se presente competencia, es probable que surja el conflicto. Con esta comprensión, podemos tomar medidas preventivas y correctivas para anticiparnos a los conflictos y mitigar sus efectos.

La inconsistencia

Los malentendidos y conflictos suelen surgir cuando las políticas de una organización cambian de forma constante, son incoherentes o simplemente no están definidas.

Es fundamental que las personas conozcan y comprendan las normativas de su entorno laboral en lugar de tener que suponer o adivinar lo que se espera de ellas.

Cuando las reglas no son claras, es responsabilidad de los líderes de la organización abordar este vacío y garantizar el cumplimiento correcto, ya que la inconsistencia en el ámbito laboral es una fuente constante de problemas.

La diversidad

La diversidad entre las personas es un hecho. A menudo, el desconocimiento de estas diferencias desencadena conflictos.

La mayoría de los equipos son diversos en términos de edad, género, cultura, experiencia y conocimientos. También pueden existir diferencias en creencias, religión o discapacidades.

diversidad

Existen diversos estilos de comportamiento y comunicación que influyen en la forma en que nos relacionamos con los demás y resolvemos problemas. Es esencial que los miembros de un equipo comprendan su propio estilo y respeten los estilos de los demás.

Los conflictos también pueden surgir debido a diferencias en valores personales, lo que puede llevar a la formación de camarillas o facciones que socavan la unidad del equipo, fomentan el chisme y la desconfianza, y crean un ambiente laboral poco favorable. Para contrarrestar esto, es importante que las personas identifiquen los valores que comparten y trabajen en función de esa base unificadora.

Los equipos que aprenden a abrazar estas diferencias y valorar las nuevas ideas pueden transformar los conflictos en colaboración creativa.

La perspectiva

Al igual que dos o más personas pueden tener estilos de comunicación distintos, también pueden tener percepciones contradictorias. Es posible que vean el mismo incidente desde enfoques totalmente distintos.

Un ejemplo evidente de esto es la actual presencia de cuatro generaciones en el entorno laboral. Cada generación aporta su propia perspectiva única.

La capacidad de valorar y enriquecerse de estas diferentes visiones no solo fortalece a las personas a nivel individual, sino también al grupo en su conjunto.

La interdependencia

La interdependencia y el aumento en la interacción dentro de una organización también pueden ser fuentes de conflicto. Cuanto más frecuente sea la interacción entre las personas, mayor será el potencial de conflictos.

trabajo en equipo

Por ejemplo, situaciones conflictivas pueden surgir cuando dos o más miembros de la empresa son responsables de acciones separadas que tienen la misma fecha de entrega. La interdependencia requiere que las personas comprendan los puntos de vista de los demás, así como sus necesidades y prioridades.

Para fomentar un trabajo en equipo efectivo y promover un mayor nivel de participación en la organización, es necesario desarrollar habilidades de comunicación y resolución de conflictos.

La inteligencia emocional

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones y de gestionar la respuesta ante ellas. Se la puede definir como un conjunto de habilidades que aumenta la adaptabilidad de una persona frente a los cambios y representa un atributo personal valioso para la reducción del conflicto.

Las personas que han desarrollado su inteligencia emocional son empáticas. Pueden interactuar con los miembros de su equipo considerándolos como individuos con vidas reales -con necesidades, deseos, fortalezas y debilidades- de una manera profesional y manteniendo límites apropiados.

Este aspecto a menudo se subestima en el agitado entorno laboral, lo que a su vez conduce a numerosos conflictos.

La buena noticia es que todos podemos mejorar nuestro nivel de inteligencia emocional mediante el desarrollo de habilidades que combinan profesionalismo con sensibilidad y empatía.


Todas las personas tienen la capacidad de desarrollar las habilidades necesarias para una gestión más efectiva de los conflictos en el entorno laboral. Contamos con numerosas herramientas para lograrlo, y tomar conciencia de las causas de los conflictos es un primer paso importante.

Aprender a manejar mejor los conflictos no solo beneficia a la organización, sino también a las personas y quienes les rodean, ya que las personas que se sienten más en armonía tienden a tomar decisiones más acertadas.

Espero que esta publicación sirva como un estímulo y fuente de motivación para todos nosotros.


Por Romi Garcia Prieto. Basado en el trabajo de Mary Scannell. The Big Book of Conflict Resolution. Mc Graw Hill

Fotos de Jopwell, Rene Asmussen y Mikhail Nilov from Pexels, y de internet.

Curso Abierto de Oratoria. ONline

Quienes me conocen, saben que doy cursos de comunicación hace mucho tiempo y que lo hago con la convicción de que cuando una persona le presta un poco de atención a su comunicación personal, y la mejora, muchas otras cosas empiezan a acomodarse y a crecer.

Así que escribo este post para quienes llegan aquí por primera vez, atraídos por el «Curso Abierto de Oratoria Online» que estamos difundiendo en estos días.

De qué se trata

Este es un curso intensivo de 4 horas en el que abordaremos todos los temas que necesitas conocer para desarrollar tus habilidades de comunicación oral.

Está dirigido a toda persona que quiera aprender estos temas (por eso es un curso «abierto»).

Para qué sirve

La experiencia de este curso intensivo te será util para:

  • Expresar ideas con claridad y elocuencia,
  • Ganar seguridad y consistencia al hablar,
  • Superar obstáculos,
  • Incrementar habilidades sociales y de comunicación.

Qué temas abordamos

Estos son algunos temas que abordaremos:

Obstáculos habituales y cómo superarlos: Miedo escénico, auto-boicot, mal uso de la voz, etc.

Actitudes poderosas: Actitud comunicativa. Cómo ganar y transmitir confianza.

– Bases de la comunicación efectiva: La escucha, la empatía, la gestión de las emociones intensas y la expresión eficaz. Por qué y cómo desarrollarlas.

Entrenamientos de oratoria: Técnicas y ejercicios para desarrollar la influencia a través de la voz.

Comunicación no verbal: El lenguaje del cuerpo. De los gestos, posturas y ademanes. Confianza y consistencia.

Qué te llevas

Al concluir esta experiencia te estarás llevando:

  • Aprendizajes prácticos para desarrollar tu oratoria y comunicación.
  • Acceso a la grabación del curso durante 1 meses.
  • Apuntes en formato digital.
  • Certificado de participación.

Breve historia de curso (para curios@s)

Este curso nació siendo presencial. Lo di muchísimas veces con gente de los ámbitos más diversos. Fue una experiencia riquísima con la que aprendí un montón y la pasé genial.

Luego vino la pandemia, y como muchos emprendedores, tuve que cerrar mi sala de capacitación y reinventar mi trabajo. Gracias a las personas que confiaron en mí (a las que estoy infinitamente agradecida), grabé varios cursos asincrónicos, en video; de oratoria, comunicación, presentaciones efectivas y liderazgo.

Actualmente estoy muy abocada al trabajo con empresas, organizaciones y clientes particulares. Volvimos a lo presencial y seguimos con los cursos online, sincrónicos y asincrónicos.

Hace tiempo que no doy cursos «abiertos». Ahora, como varias personas me pidieron Oratoria, y esto coincide con que me vinieron ganas de volver a darlo y de encontrarme con agente de todos lados… ¡acá estamos!

¿Te sumás al próximo?

Info

Si querés que te mande más información, escribime a rgp@conectarnos.ar

¡Te esperamos!

Romi GP

El Principio KISS para Optimizar Presentaciones

Se le llama Principio KISS y no tiene nada que ver con la banda de rock. Es aplicable a muchísimos ámbitos y, en el nuestro, funciona muy bien para crear presentaciones efectivas.

Hay quienes dicen que KISS es acrónimo de Keep It Simple, Stupid, otros dicen que viene de “Keep It Simple and Straightforward” que sería algo así como “mantenelo sencillo y directo”. Me quedo con la segunda, pero parece que la original fue la primera…. En cualquier caso, nos viene bien la idea: las presentaciones funcionan mejor cuando son sencillas.

Las presentaciones funcionan mejor cuando son sencillas

En español se dice que algo es sencillo cuando es esencial, preciso, sobrio, claro; y se dice que algo es simple cuando es llano, fácil, falto de profundidad. Por eso la consigna es “mantener la presentación sencilla”.

Transmitir un mensaje complejo de manera sencilla, no es fácil. De hecho, las presentaciones orales, y en particular las que utilizan PowerPoint como soporte audiovisual, suelen adolecer de falta de sencillez.

Escasa claridad en el mensaje, diseños sobreabundantes en diapositivas, imágenes, textos, tipografías o animaciones; con frecuencia complejizan y alejan la presentación del logro de su objetivo fundamental que es transmitir una idea.

3 consejos para una presentación sencilla y efectiva:

  1. CLARIFICATE: Antes de abrir PowerPoint, hacé una pausa y preguntate: ¿Cuál es la idea que quiero transmitir? ¿Cuál es mi mensaje?
  1. HACÉ LIMPIEZA: Luego de haber creado tu presentación en PowerPoint, hacé una limpieza general y eliminá todo lo que no sea indispensable.

Además de ganar claridad, tu presentación se verá estéticamente más atractiva. Esto tiene que ver con el principio de diseño “menos es más”. (Ya hablaremos de esto en otro artículo).

  1. 1 CONCEPTO, 1 SLIDE: Asegurate de utilizar 1 diapositiva para cada concepto. No mezcles.

Por ejemplo, cuando hablemos de manzanas que nuestro PowerPoint muestre manzanas, y cuando hablemos de peras que muestre peras. No mezclemos manzanas con peras salvo que estemos hablando de una ensalada que las incluya a ambas.

Acordate, ante la duda, KISS.


¿Tenés alguna estrategia para hacer tus presentaciones más efectivas? Podés dejarla en los comentarios. Me encantaría conocerla.

Éxitos para la próxima.

Con cariño

Romi GP


Imágenes: de la web

Desata tu Potencial: Cómo Impulsar tus Presentaciones

En este artículo comparto algunas recomendaciones para que tus presentaciones sean más efectivas.

Vamos a empezar por derribar los mitos más frecuentes con respecto a una presentación:

  • creer que tu PowerPoint es realmente tu presentación,
  • creer que esa presentación tiene que reflejar todo lo que vas a decir,
  • creer que tiene que funcionar sin vos para luego enviarla a los participantes.

Estos mitos hacen que los usuarios generen una sobrecarga informativa en sus presentaciones de PowerPoint u otras aplicaciones similares, abrumando a la audiencia, distorsionando el mensaje y perdiendo calidad en general.

Aquí tienes un ejemplo:

sobrecarga informativa

Lo que vemos en este ejemplo sucede con frecuencia en charlas, clases y capacitaciones. No te preocupes, siguiendo algunas reglas básicas y haciendo unos pocos ajustes, va a quedar mucho mejor.

Lo Que Necesitas Saber

1-    Qué es y para qué sirve cada cosa

Una presentación es un proceso de comunicación con un objetivo concreto (informar, instruir, inspirar, motivar, persuadir, etc.).

Esta comunicación se realiza a través de un discurso o charla que puede, o no, ir acompañada de un soporte audiovisual.

El soporte audiovisual suele realizarse en PowerPoint, Google Presentations, Canva, Keynote, Prezzi, etc; para mostrar textos, imágenes y contenido multimedia que se proyectará en una pantalla a la vista del público.

El soporte audiovisual, por metonimia, también se llama “presentación” y pienso que de ahí proviene la confusión generalizada: Se confunde el proceso de comunicación con el soporte, pero son cosas diferentes y hay que distinguirlas.

En otras palabras, la presentación audiovisual (la voy a llamar PowerPoint porque es lo que más se utiliza en las organizaciones) debe estar al servicio del mensaje, no al revés. Su propósito es facilitar el proceso de comunicación. Si no lo facilita, no conviene emplearlo.

La utilidad de PowerPoint radica en que permite respaldar el discurso con imágenes, videos, textos, gráficos, etc.

En síntesis, lo que tienes que recordar es que:

  • Una presentación es un proceso de comunicación.
  • Lo que se presenta es una idea.
  • El PowerPoint es un soporte audiovisual para reforzar la idea.

Consejos prácticos:

Antes de abrir PowerPoint y empezar a crear contenido, haz una pausa y piensa cuál es el mensaje o idea que quieres comunicar.

Si no tienes clara la idea, nadie en tu auditorio la tendrá.

También hay que tener en cuenta las necesidades y expectativas de la audiencia y diseñar el soporte audiovisual pensando en ella. No es lo mismo una charla comercial de 20 minutos a potenciales clientes, que una clase de economía de 2 horas a un grupo de estudiantes: las decisiones a tomar serán muy diferentes en estos casos.

En ocasiones, el soporte en PowerPoint también puede ser una guía para quien habla, pero este no debe ser el objetivo principal al diseñarlo. Lo mejor que te puede pasar, es conocer el tema lo suficientemente bien como para no necesitar ninguna ayuda.

2-   El PowerPoint no tiene que reflejar todo lo que el orador dice

El soporte audiovisual no tiene que llevar todos los contenidos que se van a desarrollar durante la presentación. Solamente deben estar aquellos contenidos que faciliten al auditorio la comprensión y recordación del mensaje. Esto implica evitar la sobreabundancia.

A veces, por temor a los olvidos o por exceso de meticulosidad, los usuarios generan muchísimas diapositivas (slides) y las saturan con textos e imágenes.

Esto hace que el público, en lugar de prestar atención al orador, se dedique a leer lo que hay en la pantalla. A su vez, cuando el orador lee las diapositivas, deja de hacer contacto visual con su audiencia y pierde fluidez.

Consejos prácticos:

Para ir con seguridad y mantener la atención del público, haz esto:

  • Conoce bien el tema del que vas a hablar
  • Utiliza las notas del orador

Conocer el tema del que se va a hablar es regla de oro de la buena oratoria: Se habla de lo que se sabe. Si no se sabe, se investiga, se aprende y luego de habla de ello. Querer hablar de temas que no se conocen bien es causa de muchísimos inconvenientes (entre ellos, el miedo escénico)

Para evitar olvidos puedes utilizar las Notas del orador. Las Notas sirven como ayudamemoria y, cuando estés transitando diapositivas con temas críticos, tendrás allí anotado lo que necesites sin que esté a la vista del público y sin tener que girar tu cabeza para mirar la pantalla (porque las notas aparecen en tu notebook).

Entonces, no hay que escribir todo, sólo lo necesario y siempre pensando en las necesidades del público.

3-   La presentación en PowerPoint no tiene que funcionar sin el orador

Como dijimos, la presentación de PowerPoint es para reforzar el mensaje. No es un folleto, no es un manual, no es un informe, no es un cuadernillo…

Entiendo que muchos formadores, por razones prácticas, envían su presentación de PowerPoint como material complementario (y quizás funcione); pero la realidad es que un apunte o cuadernillo y una presentación oral son procesos de comunicación diferentes y, al querer “matar dos pájaros de un tiro” algo pierde calidad: la presentación o el apunte.

Consejo:

Si quieres brindar más información acerca de un tema, prepara material complementario y envíalo por email.

En ese material complementario (que puedes hacer en cualquier programa y luego convertir a PDF) puedes explayarte con detalles, ofrecer fuentes de información, gráficos, imágenes, enlaces web y todo lo que quieras.


Para cerrar este tema, recuerda que:

  • Una presentación es un proceso de comunicación con un objetivo concreto.
  • El PowerPoint es un soporte audiovisual para tu idea. Está buenísimo usarlo siempre y cuando facilite el proceso de comunicación. Es sólo un elemento más.
  • Evita sobrecargar tu presentación audiovisual para lograr mejores resultados.

Éxitos para la próxima.

Busca la parte II para aprender más sobre este tema (sale pronto).

Si el artículo te pareció útil, por favor compátelo.
A mi me ayuda muchísimo y seguramente a quien lo reciba también. ¡Gracias!
Romi

Valores: Pilares del Liderazgo

Las características que definen a un líder provienen de sus valores. Todas las personas tenemos valores: humanos, sociales, culturales, familiares, entre otros. Pero ¿sabemos cuáles son nuestros valores personales? ¿Podemos mencionarlos y definirlos? Nuestros valores se manifiestan sutilmente todos los días, en las decisiones que tomamos, en nuestro comportamiento y en las palabras que elegimos para comunicarnos. Cuando tenemos claridad sobre ellos, nos dan fuerza para hacer lo que debemos hacer y actuar con seguridad, incluso en los momentos difíciles.

Como líder, es importante que reflexiones y clarifiques tus valores. Conocerte a ti mismo/a, ser sincero contigo mismo/a y saber quién eres son aspectos fundamentales que los miembros de tu equipo observarán antes de aceptar tu autoridad.

Qué son y por qué importan tus valores

Los valores son como las huellas dactilares, ninguna persona los tiene iguales, pero los dejamos en todo lo que hacemos

Elvis Presley

Los valores son los principios que guían nuestras acciones y nos motivan a actuar de determinada manera. Forman parte de nuestro sistema de creencias y se manifiestan en nuestras palabras y acciones. La mayoría de los valores los aprendemos de nuestra cultura y nuestra familia, mientras que otros podemos desarrollarlos mediante el razonamiento y la atención.

Citando a Eduardo Carbonetti, CEO en GPC Soluciones: Cuando hablamos de valores en el liderazgo, generalmente coincidimos en que la honestidad, la sinceridad, la transparencia y el comportamiento ejemplar son características de un buen líder. Sin embargo, si no tenemos esos valores, si carecemos de ellos, no podemos ser honestos ni sinceros, ya que sería una actuación. Estaríamos fingiendo ser sinceros u honestos, y eso no funciona. Antes de ser un líder honesto o sincero, debemos tener claridad en nuestros valores y saber qué significan para nosotros la honestidad, la sinceridad, la amistad, el compañerismo, el trabajo en equipo, entre otros. No podemos transformarnos en personas honestas o sinceras si esas características no forman parte de nuestros valores y de lo que consideramos virtuoso o valioso.

Aquellos que carecen de claridad o sinceridad en sus valores suelen cometer el error de fundamentar su gestión en principios loables con los cuales no se identifican realmente, lo cual genera una comunicación ruidosa y daña la confianza, a veces de manera irreparable. Por ejemplo, una persona que habla sobre la importancia del compromiso y el trabajo duro, pero que nunca está presente cuando se le necesita… (¿Te suena? A mí sí.)

Los valores son como una brújula

Vamos a explorar algunos beneficios de conocer los valores propios.

Los valores actúan como una brújula para tomar decisiones. Por ejemplo, si el respeto es uno de tus valores y alguien de tu equipo falta a él, sabrás cómo reaccionar de manera efectiva, en tiempo y forma.

Clarificar tus valores también te permite vivir de acuerdo con ellos y ser coherente en tus acciones y decisiones, comunicarte de manera más efectiva y  comportarte de manera más auténtica. Esta actitud mejora las relaciones personales y genera un impacto positivo en tu autoestima y autoconfianza. Además, alimenta tu sensación de propósito al vivir de acuerdo con tus principios más genuinos, y esto te brindará seguridad y fortaleza en los momentos difíciles.

Estrategias para identificar tus valores

Identificar tus valores personales es un proceso significativo que no siempre resulta evidente. A continuación, te presento algunas estrategias que puedes seguir para lograrlo. Todas ellas comienzan con una pausa para la reflexión.

1. Reflexiona sobre tus experiencias significativas: Piensa en los momentos en los que te has sentido más feliz, satisfecho/a o realizado/a en tu vida. ¿Qué valores se reflejaban en esas experiencias? Por ejemplo, si te sentiste más feliz cuando ayudaste a alguien, es posible que la generosidad o el servicio sean valores importantes para ti.

2. Observa tus elecciones y acciones: Analiza las decisiones que has tomado en el pasado y pregúntate qué valores subyacen a ellas. Por ejemplo, si decidiste dejar un trabajo porque valoras la autenticidad, es posible que la honestidad sea un valor importante para ti.

3. Examina tus objetivos y metas: Piensa en las cosas que deseas lograr en tu vida y pregúntate qué valores son necesarios para alcanzar esas metas. Por ejemplo, si quieres tener éxito en tu carrera, es posible que la determinación o el trabajo duro sean valores importantes para ti.

4. Hazte preguntas: Realiza preguntas exploratorias, como las siguientes:

   – ¿Qué es importante para mí en mi vida?

   – ¿Qué me importa más en mis relaciones personales?

   – ¿Qué principios son importantes para mí en mi trabajo o carrera?

   – ¿Qué valores me gustaría transmitir a los demás?

5. Investiga y elabora una lista: Crea una lista de los valores que te importan y luego ordénalos de mayor a menor importancia para ti. Puedes generar tus propios valores, investigar en línea o utilizar la lista genérica que te proporciono a continuación.

Ten en cuenta que esta lista no es exhaustiva, por lo que es importante que también realices tu propia investigación.

Lista de valores

Una vez que hayas identificado tus valores, asegúrate de ser coherente con ellos en tus acciones y palabras diarias. Expresa tus valores con tus palabras, con tu estilo, para que tu equipo los conozca y comprenda. También dedica tiempo a conocer los valores de las personas que forman parte de tu grupo, con el fin de encontrar puntos en común y fortalecer las relaciones y el trabajo conjunto.

Recuerda que, para convertirte en un líder ejemplar, debes comprender completamente tus valores profundos, creencias, principios, ética e ideales que te motivan. Debes elegir libre y honestamente los principios que guiarán tus decisiones y acciones. Además, debes asegurarte de que exista un acuerdo sobre un conjunto de valores compartidos entre las personas a las que lideras. Asimismo, es fundamental que pidas cuentas a los demás en relación con esos valores y principios.

El mundo necesita buenos líderes, personas capaces de motivar y alcanzar desafíos importantes. Espero que este ejercicio te sea de utilidad para desarrollar tus habilidades de liderazgo y comunicación.

Referencias y entrevistados

Carbonetti E., CEO de GPC Soluciones SRL. Entrevista

Kouzes J. y Posner B., (2022) El desafío del liderazgo, Editorial Reverté, S.A., España

Editado con la ayuda de un modelo de lenguaje de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI

Cómo superar el pánico escénico según Dale Carnegie

El pánico escénico es muchísimo más común de lo que te imaginas. Por eso voy a hablar de esto otra vez.

En los cursos de oratoria in company lo abordamos casi siempre porque lo piden los participantes, y también es recurrente en las sesiones personalizadas, incluso con personas que tienen muchísima experiencia hablando en público y bajo presión.

Es que la ansiedad que provoca hablar públicamente estará siempre presente cuando lo que está en juego es importante. El punto es comprender que es normal, que es humano, que se supera con la práctica y que nunca se va del todo… y está bien que así sea.

Reflexionar acerca de este tema, capacitarte y prepararte bien; te va a permitir poner atención a lo importante: tu presentación. Y vas a poder disfrutar del compartir lo que tienes para decir, aunque sientas nervios.

Aquí les dejo un artículo que escribí hace un tiempo acerca de este tema: 3 conocimientos y 3 acciones para enfrentar el miedo a hablar.

Hoy quiero compartir y comentar unos extractos del libro «Póngase de pie y hable» de Dale Carnegie Training; que me parecieron fantásticos, por cómo están explicados.

Espero que les resulte de utilidad. A quienes ya pasaron por esto, para refrescar las ideas; y a quienes aún están lidiando con la aprensión a hablar en público, para que encuentren la fuerza para superarlo.

F. D. Roosevelt – Photo by http://www.belfercenter.org

“A lo único que debemos tener miedo
es al miedo mismo”.

Franklin D. Roosevelt

Primero vamos a analizar el miedo. Cuando alguien dice que siente miedo de hablar en público… ¿a qué le tiene miedo en realidad?

En general se trata de:

  • Miedo a uno mismo: simple y pura timidez.
  • Miedo a momentos similares en el pasado: el recuerdo, incluso subliminal, de algún episodio vergonzoso.
  • Miedo lo que piensen los demás: el cuestionamiento de la propia autoridad para hablar frente a un determinado grupo.
  • Miedo a la falta de preparación: el creer que debería pulir, modificar o descartar la charla.
  • Miedo a intentar cosas nuevas.
  • Miedo a la falta de aliento por parte de los demás.

Antes de seguir avanzando con la lectura, te propongo que releas las posibles causas que acabo de transcribir y, con toda tranquilidad, traigas a tu memoria la última vez que sentiste ansiedad para hablar en público. ¿Con cuál de estas causas te identificas?

Qué hacer con estos miedos

Para enfrentar estos miedos, Carnegie nos trae estos consejos:

  • Admite que no eres la única persona que siente estos miedos.
  • Intenta analizar a qué le tienes miedo y por qué.
  • Encuentra una motivación fuerte para hablar.
  • Prepárate.
  • Capacítate.
  • Inténtalo.
  • Habla únicamente de los temas que conozcas bien.

Una de las cosas que más miedo da es no ser perfectos. Nadie es perfecto ni perfecta, pero en nuestra irracionalidad, pretendemos serlo; y resulta que la perfección es lo opuesto a lo que un buen orador debería buscar, tanto en lo emocional como en lo físico.

La reacción binaria: huir o luchar

Cuando tenemos que hablar públicamente nuestro cerebro puede percibirlo como una situación amenazante y se prepara para reaccionar siguiendo el esquema aprendido y heredado desde la mismísima prehistoria. Esto es: huir o luchar.

Al cerebro no le importa que lo que tenemos enfrente no es un tigre diente de sable sino una reunión con nuestro jefe o con clientes. Para el inconsciente esas distinciones no existen.

Cuando sentimos estrés por una situación poco habitual, nuestra mente cree que estamos en peligro y se prepara para luchar o huir provocando reacciones físicas como la dilatación de las pupilas, palpitaciones, alteración del sistema digestivo, inhibición de las cuerdas vocales, temblores, parálisis del rostro, transpiración, etc.

Respecto a esto, Carnegie señala que muchas personas acostumbradas a hablar en público siguen experimentando estas sensaciones a pesar de la cantidad de charlas que han dado. Lo aceptan como algo natural y propio de la vida; y por ello no pretenden eliminarlo sino controlarlo.

El punto es ser pragmáticos, enfocarse en ejecución y no a la especulación o el perfeccionismo.

El pánico escénico aparece y desaparece, pero no para siempre. El quid de la cuestión es ponerlo en la perspectiva correcta, canalizarlo de manera positiva y organizarse (sí hablar en público, y hacerlo bien; requiere organización).

Requisitos esenciales para dominar el arte de la oratoria

Dale Carnegie nos habla de ciertos requisitos para dominar la oratoria. Estos son:

  • El deseo. El deseo fuerte y sostenido de hablar ante una audiencia y de establecer una conexión con ella.

Pensar en los beneficios personales y/o económicos que nos va a reportar el ser capaces de expresarnos de manera más convincente. Pensar constantemente en ello, “hasta que el deseo por lograrlo queme por dentro”.

  • El conocimiento. Tener un conocimiento acabado del tema. Conocer el tema en detalle.

A esto le llamo la regla de oro de oratoria: hablar de lo que sabemos. Muchas de las personas que me consultan por miedo escénico, sólo necesitan prepararse mejor (investigar, estudiar, profundizar y ensayar) hasta dominar su tema. Una vez dominado el tema, se sienten seguros o seguras, y fluyen alegremente en sus charlas.

  • La confianza. Si quieres ganar valor actúa como si tuvieras valor. Si quieres ganar coraje cuando enfrentas a una audiencia, actúa como si tuvieras coraje. Claro que, si no te preparas; esto no te servirá.

Aquí Carnegie recomienda que, una vez que sepas de qué vas a hablar, subas rápidamente al estrado y respires hondo durante 30 segundos antes de enfrentar a la audiencia. Luego, párate bien erguido, mira a la audiencia a los ojos, y empieza a hablar con soltura, como si se tratara de un grupo de personas que te deben dinero.

Cierra este tema diciendo que «la primera manera, la última manera, la manera infalible de ganar confianza en uno mismo al hablar, es hablando». «Todo el asunto se resume en una sola regla básica: practicar, practicar y practicar».

El miedo deriva de la falta de confianza. Y la falta de confianza deriva de la falta de práctica. Cuando haya practicado lo suficiente, el miedo desaparecerá.

Toma conciencia de que la ansiedad de hablar en público estará siempre latente y que deberás controlarla durante toda tu carrera.

Convertirse en un orador u oradora con gran impacto es una tarea para toda la vida, nunca acaba. Es una experiencia dinámica, en la que constantemente aparecen nuevas ideas y nuevos sentimientos y en la que algunos sentimientos viejos pueden volver a aparecer, incluso el pánico escénico.

La reaparición del pánico escénico

La reaparición del pánico escénico puede darse cuando te distraes mirando a una persona del auditorio – y eso le ocurre a casi todos los oradores, principiantes y expertos – y así se generan pensamientos negativos que te auto sabotean.

O sea que, todo empieza cuando se pierde el foco. Una distracción menor, y la concentración se vuelve cada vez más difícil. Como resultado, te sentirás con nerviosismo, temor, incomodidad o sufrirás olvido repentino.

Para ello, el autor recomienda tener y repasar una breve lista mental antes de subir al estrado. Recordar:

  • Que te preparaste al límite de tus posibilidades.
  • Que investigaste y ensayaste.
  • Que no vas a juzgarte mientras dure la charla
  • Que no permitirás que la reacción de nadie de la audiencia afecte tu disertación.
  • Que lo único que debes hacer es tratar de sentirte bien.

Es tu momento de dar, no de recibir; y no puedes ser orador y audiencia al mismo tiempo.

Cuando estés a punto de comenzar la disertación, piensa qué aspecto es absolutamente prioritario para ti. Qué es lo que sí o sí debes recordar. No pienses en eso mientras estés hablando. Hazlo antes. Ejemplo: si lo que más te importa es la postura, hazte una nota mental de permanecer erguido; si tu prioridad es hablar con claridad recuérdatelo. No abarques demasiados aspectos porque reducirá el beneficio del ejercicio. Elije uno y elíjelo bien.

Lo último -nos dice – predisponte a disfrutar de tu presentación. Este es el momento en el que podrás compartir lo que te esforzaste para conseguir. Es un momento para pasarla bien, no para corregir errores reales o imaginarios. Ya habrá tiempo para eso.

«Deja que las ideas y las emociones de tu charla tomen el control. No permitas que los detalles insignificantes empañen tus sentimientos.»

«Transmite tu pasión. Porque a lo único que debes verdaderamente tener miedo, es al miedo mismo.»


Fuente citada: p. 43. Dale Carnegie Training, (2022) Póngase de pie y hable, Editorial Sudamericana, Argentina.

Comentado por Mg. Romina Garcia Prieto

Hablar sin prisa y hacerlo mejor

Hablar rápido es un error muy habitual en la oratoria de muchas personas, y del cual no suelen darse cuenta.

En este artículo les cuento porqué nos pasa y porqué generalmente conviene hablar un poco más lento.

Mucha de la gente, cuando está bajo presión, tiende a acelerarse, se deja llevar por la inercia del momento y pierde el control de lo que está diciendo o de cómo lo está diciendo.

Sin embargo, cuando damos charlas, presentaciones y también en reuniones; no necesitamos hablar rápido sino hablar claro y con precisión, y la aceleración suele causar el efecto contrario.

El apuro para hablar, la aceleración; se convierte en un tipo autosabotaje y está basado en creencias erradas y hábitos adquiridos que necesitan revisión.

Algunas personas creen que hablando rápido proyectan imagen de eficiencia o liderazgo, o creen que no pueden evitarlo porque es parte de su personalidad, o creen que de ese modo podrán quitarse de encima los momentos incómodos.

El problema es que, al hablar acelerado, aparecen efectos no deseados como:

  • Pérdida de control del discuro
  • Pérdida de la claridad mental
  • Pérdida de precisión en las palabras
  • Proliferación de muletillas
  • Voz poco clara, con pronunciación deficiente
  • Baja de la credibilidad o confianza
  • Disminución de la presencia

Para superar esto necesitamos comprender que, en comunicación, la clave no es la eficiencia sino la eficacia; y la eficacia está dada por cuán bien se entienda un mensaje, sin malentendidos ni malinterpretaciones.

La velocidad de la mente no es la misma que la velocidad del lenguaje. El lenguaje requiere tiempo para manifestarse correctamente. Ese tiempo -que son segundos – es el necesario para que las neuronas hagan su sinapsis y las palabras lleguen limpias y precisas, expresando exactamente lo que queremos transmitir. Cuando hay apuro, no damos ese tiempo.

Además, el apuro hace que la voz pierda claridad porque modulamos mal, empezamos a omitir letras y a enredar las palabras.

Esto va en detrimento de la presencia, porque cuando las ideas o la voz no salen como esperamos, nos sentimos y nos vemos con menos autoconfianza y seguridad.

La recomendación general, para quienes tienen alguno de los sesgos que mencioné más arriba, es hablar un poco más lento.

Al hablar un poco más lento podemos modular mejor las palabras, ganamos precisión y también un buen ritmo, fluido y acorde con nuestra personalidad.

Esto es bueno porque nos expresaremos mejor y quienes escuchan no tendrán que esforzarse tanto para procesar lo que estamos diciendo.

Es claro que quienes han entrenado su oratoria y han aprendido a hacer cambios de velocidad sin perder calidad, pueden hablar rápido sin preocuparse, siempre y cuando no pierdan de vista la importancia de que el auditorio les pueda seguir.

Ahora ya lo sabemos: la próxima vez que alguien nos diga “apúrate”, no le haremos caso. Aunque quien lo esté diciendo sea nuestra propia mente.

3 Prácticas para Mejorar Tu Oratoria

Muchos de los inconvenientes que tenemos las personas al momento de hablar públicamente – fallos, nervios, auto boicot, entre otros -, mejoran y se superan, cuando incorporamos estas 3 práticas:

  • Buena preparación
  • Relajación activa
  • Actitud comunicativa

Practicar las 3 acciones en paralelo hace que seamos mucho más efectivos ante cualquier intervención (reuniones, charlas, etc.) y, lo más importante, es que ayudan a ganar confianza.

Algunos de mis clientes con alta exposición pública, ya habituados a estas 3 prácticas, las llaman su “ritual”; y yo las aplico y enseño desde hace años con muy buenos resultados.

1. Buena Preparación

Nunca hay que subestimar la importancia de una buena preparación.

Cuando estamos bien preparados, nos sentimos y nos vemos más confiados.

Una buena preparación incluye pensar y probar anticipadamente, el contenido y la forma de tu intervención.

Preparar el contenido es elaborar y escribir las ideas importantes acerca de lo que vas a decir. Por ejemplo: tu objetivo, tus ideas clave, los argumentos y/o ejemplos necesarios, etc.

Es claro que, según el tipo de charla que vayas a realizar, esto va a requerir más o menos trabajo y dedicación. Pero me gustaría que lo tengas en cuenta para las pequeñas intervenciones cotidianas, como reuniones o presentaciones laborales, ya que, dedicando apenas 5 minutos a preparar un poco el contenido, vas a lograr más precisión y claridad.

Preparar la forma tiene que ver con ensayar tu intervención o sus partes críticas. Es pasarla por tu cuerpo y por tu voz para probarla, y para darte cuenta cómo se siente lo que vas a decir.

Es en esta etapa en la que aparecen muchos aspectos a mejorar, y tenemos la oportunidad de hacer los ajustes necesarios.

Buena preparación del contenido

2. Relajación Activa

Cuando el cuerpo acumula exceso de tensión, nuestro instrumento de comunicación (el cuerpo y la voz) pierde efectividad y, con frecuencia, aparecen problemas como miedo escénico, fallas de la voz, temblores, etc.

Es conveniente que explores y conozcas cuál es la actividad que necesitas hacer para canalizar ese exceso de tensión.

Busca alguna actividad física que te ayude a soltar el exceso de energía acumulada y a despejar la mente: practicar un deporte, salir a caminar, practicar yoga, cantar, bailar o cualquier otra actividad que te ayude a canalizar la energía excedente; y practícala intencionalmente los días previos a una situación de alta exigencia.

Relajación activa

3. Actitud Comunicativa

La actitud comunicativa es una predisposición a la comunicación con la audiencia.

Se observa en la postura, en la mirada y, muy especialmente; en la forma de transmitir los mensajes:

  • es contar en lugar de largar tu presentación;
  • es hablar con, en lugar de hablar a, las personas;
  • es comunicar en lugar de informar.

Cuando tienes una actitud comunicativa, estás dispuesto a escuchar, a mirar, a percibir todo lo que está sucediendo y lo que están experimentando las personas de tu auditorio.

Es una apertura al momento presente, que te permite ser una persona espontánea y empática; y que, además de generar muy buena conexión con la gente, ayuda a bajar el nivel de estrés de cualquier situación retórica.


Practicar las 3 acciones en paralelo, ser constantes, convertirlas en hábitos; no sólo nos hacen más efectivos, sino que también nos hacen sentir y ver más confiados/as al momento de hablar en público.

Actitud comunicativa
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7 Tips para comunicarte mejor en el trabajo (I)

Si hay algo que disfruto de trabajar con grupos, especialmente cuando son heterogéneros; es la riqueza de conclusiones, miradas y aportes, que deja ese intercambio. Por eso empecé a recopilar los consejos de oratoria y comunicación que, según mis clientes, les facilitaron dar un salto cualitativo en sus comunicaciones y relaciones laborales.

Hoy comparto 7 tips elegidos al azar. Quizás alguno les pueda servir también a Uds., queridos lectores y lectoras. ¡Ojalá que así sea!

Quedo atenta sus comentarios.

1. Piensa lo que vas a decir

En general hablamos en modo “piloto automático” y eso puede convertirse en un verdadero escollo durante una reunión de trabajo o una presentación improvisada.

Desactivar el automático y pensar anticipadamente lo que quieres transmitir, hará que seas mucho más asertivo o asertiva; y que puedas ir al grano rápidamente. Te brindará claridad de ideas y de palabras y, como consecuencia, notarás que reducen los malentendidos, las dispersiones, las reuniones inútiles y la espantosa sensación de haber hablado y no haber logrado trasmitir lo que querías.

Entonces, antes de hablar, aplica estos 3 pasos:

  1. Frena un minuto
  2. Piensa qué quieres decir
  3. Escribe tus ideas clave

¡Listo!

Las ideas clave son frases cortas, las más importantes; y resumen lo que quieres decir.

Escribirlas en un papel o en el móvil sólo lleva unos segundos y ayuda muchísimo a ganar efectividad.

Clarifica tus ideas
Clarifica tus Ideas
2. No te apures

Cuando hablamos apurados -lo cual es normal cuando estamos bajo presión -, perdemos precisión y modulamos mal las palabras; empieza a fallar la dicción, aparecen muletillas (eh, mmm, ¿viste?), errores y titubeos.

El lenguaje necesita tiempo: No lo apures, no corras. La velocidad del pensamiento no es la velocidad del habla.

Entonces, habla más lento y ganarás precisión y claridad. Pruébalo y escucha la diferencia.

3. Evita la opinología

Cuando estés participando de una reunión, sea virtual, presencial o en una red social como WhatsApp o cualquier otra; ten en cuenta que, ciertas opiniones y comentarios -aunque parezcan una buena idea – sólo bloquean la toma de decisiones e inhiben la acción. Eso no suma.

Ofrecer una opinión es tema delicado. Hacerlo bien requiere responsabilidad, buena argumentación y empatía.

Todos podemos caer en la opinología. Por eso, antes de opinar, puedes autochequearte con preguntas como estas: Si alguien me ofreciera esta opinión que estoy por dar: ¿Estaría ayudando?, ¿tengo suficientes argumentos?, ¿mis fuentes son fidedignas?, ¿suma que yo diga esto?

[El término opinología es un neologismo que hace referencia a la tendencia a opinar sobre temas de los que no se es experto, ni se dispone de criterio alguno. Sucede mucho en medios de comunicación, en redes sociales y en reuniones de trabajo.]

4. Presta atención a tu voz

Escuchando la voz de una persona podemos darnos cuenta si está alegre o triste, si está estresada o relejada, si está efocada o dispersa, y mucho (mucho) más.

La voz es muy sensible a nuestros estados de ánimo y pensamientos; y es más permeable de lo que las personas creen.

Cuando una persona está desatenta, estresada, o cuando está siendo deshonesta; suele suceder que su voz -volumen, tono, velocidad- no es congruente con lo que está diciendo. Quien escucha con atención puede percibirlo; y quien escucha sin atención siente que algo “no le cierra”, percibe un desajuste y la confiabilidad del hablante baja.

Ser coherentes es una cualidad esencial para todo líder (toda persona) que se precie.

Para trabajar este tema, puedes empezar por prestar atención a tus emociones intensas -enojo, fastidio, exitación, etc. – y observar cómo cambia tu voz cuando estás siendo atravesado por una ellas. Grábate para poder escucharte.

5. Haz pausas

El silencio de pausa es sumamente enriquecedor en conversaciones y en exposiciones. Es un espacio que realza la palabra, da un tiempo precioso para respirar, para conectar las personas y con lo que está sucediendo; además de otros beneficios retóricos y de gestión emocional.

La pausa es un recurso magnífico y, para poder hacerla, hay que acostumbrarse a ella y perderle el miedo; porque así como nos cuesta detenernos a pensar antes de hablar, también nos cuesta hacer silencio.

¿Como entrenar? Empieza por leer en voz alta: Haz una pausa de 3 segundos cada vez que llegues a una pausa coma, y haz una pausa de 5 segundos cuando llegues a una pausa de punto. Luego vuelve a leer y cambia de lugar las pausas.

Este entrenamiento ayuda a controlar tu alter ego -ese impulso interno que te hace apurar y equivocar- y también te ayuda a ganar confianza en el uso de este recurso.

6. Presta atención al lenguaje corporal, pero no exageres

La información que brindamos y recibimos a través del lenguaje corporal es, sin ninguna duda, muy valiosa.

Manifestar gestos y posturas adecuadas favorece el entendimiento. Leer al lenguaje corporal de otras personas, también. Eso es algo natural que hacemos todos los seres humanos como forma primaria de comunicación.

Sin embargo, hay que tener cuidado de no sobreinterpretar ni descontextualizar lo que observamos. Sobreinterpretar es leer -en este caso, en el lenguaje corporal- más allá de lo que hay en él; por ejemplo interpretar motivaciones, finalidades, etc…

Si hacemos esto, si sobreinterpretamos, estaremos creamos prejuicios y falacias que contaminan las relaciones y la comunicación. Cuidado con eso.

7. Explica y verifica (no des por hecho)

Sé específico cuando des instrucciones o expliques algo nuevo. Y no asumas que algo está entendido por el sólo hecho de haberlo dicho.

Si eres especialista en un tema, es posible que des por sobreentendidas cuestiones que; para quien te escucha, son desconocidas o simplemente no están en su radar, no las lleva en su mente en ese momento.

Tómate tiempo para explicar, especialmente cuando estás tratando un tema con alguien de otro rubro o de un sector diferente al tuyo, cuando es un tema nuevo o cuando hay condiciones de satisfacción especíticas.


Para terminar -y también basada en conversaciones con mis clientes- recuerda que un tip es un consejo, no una ley universal. Somos personas, no robots.

Gracias por llegar hasta acá. Un abrazo.

Romi GP

Foto: jason goodman de Unsplash

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